Mensaje de los Ancianos de Moab

[box]Os he reunido aquí, para que escuchéis un mensaje de los Setenta Ancianos de Moab a cuyo retiro llegan los ecos de las luchas y su amor en esta hora de la humanidad.[/box]

A nuestros hermanos de la tierra de Promisión. Paz y salud. Nuestro Dios, Padre Universal de todo lo creado, nos ha hecho llegar por celestial mensajero, su divina voluntad en esta hora solemne y difícil que atravesamos.

«¡La Eterna Inteligencia designo a nuestro pueblo, habitante de este país para se en esta hora la casa nativa de su Enviado Divino, de su Verbo Eterno, Instructor de esta humanidad! Designación honrosa sobre manera, y a la cual debemos responder con una voluntad amplia, clara y precisa, sin claudicaciones de ninguna especie, si no queremos atraer sobre nosotros las consecuencias terribles para muchos siglos, que nos traería la disociación con la Eterna Idea.

«El gran templo espiritual formado en esta hora con los pensamientos de amor de todos los que conocemos el gran secreto de Dios, esta conmoviéndose por falta de perfecta unidad entre todas las almas, y este gravísimo mal debe ser remediado de inmediato antes que venga un derrumbamiento parcial, que pondría en peligro el equilibrio de la vida física y de la obra espiritual del gran Enviado que esta entre nosotros.

«Los componentes de este gran templo espiritual, somos los miembros todos de la Fraternidad Esenia, de los cuales deben estar muy lejos todas la tempestades promovidas por el choque de las pasiones humanas, puestas en actividad por las ambiciones de poder, de oro, de grandeza y de dominación.

«El trabajo honrado, es estudio, la oración y la misericordia, son las únicas actividades permitidas al esenio consciente de su deber, en esta hora solemne que atraviesa la humanidad.

«Cuidad, pues, que vuestro espíritu generador de vuestros pensamientos, no de entrada en si mismo, a los odios que nacen naturalmente en las almas que participan de las luchas por conquistar los poderes y grandezas humanas. Si así no lo hiciereis, sabed que perjudicáis inmensamente a la realización de la Idea Divina en medio de nosotros, y que toda demora, todo atraso y desequilibrio que por esa causa pueda venir, vosotros seréis los responsables, y sobre vosotros caerán las consecuencias para muchas edades futuras.

«Pensad que al ingresar a la Fraternidad Esenia, habéis dejado de ser turbamulta ciega e inconciente. Se os ha dado una lámpara encendida, y no podéis alegar que vais a oscuras por vuestro camino. Pensad, que por el amor se salvara la humanidad, y no deis cabida en vosotros al odio, contra unos u otros de los que luchan por la conquista de los poderes y grandezas humanas. Son como perrillos que pelean por roer un mismo hueso, y no sois vosotros quines podréis ponerlos de acuerdo. Dios-Padre hará surgir a su hora, quien lleve a la humanidad ciega hacia su verdadera grandeza.

«Dos corrientes contrarias avanza a disputarse el dominio de las almas: la material y la espiritual. La primera dice: el fin justifica los medios», y no se detiene ni ante los mas espantoso crímenes para conseguir el éxito.

«La segunda dice: el bien pro el mismo»; y dándose con amor que no espera recompensa, busca el triunfo por la paz y la justicia, pero nunca por la violencia. La Fraternidad Esenia esta, bien lo comprenderéis, en la corriente espiritual que busca el triunfo de la verdad y del Amor entre los hombre, en primer termino entre los que convivimos en el país elegido por la Eterna Ley, para hospedar en su seno al Verbo encarnado.

«Hermanos esenios de la hora solemne, que vio al Cristo Divino formando parte de esta humanidad, despertad a vuestro deber, y no derrumbéis con vuestra inconsciencia, el templo espiritual cuya edificación ha costado muchos siglos de vida oculta entre las rocas a los profetas hijos de Moisés.

«Sabed ser mas grandes, que los que buscan serlo por el triunfo de sus ambiciones y de su soberbia, tenebroso camino, al final del cual se encuentra el abismo sin salida. Recogidos en vuestro mundo interno, consagrados al trabajo honrado y santo que os dan el pan; a las obras de misericordia en que florece el amor de los que saben amar; a la oración, que es estudio de las obras de Dios y unificación con El; descansad en paz y no alteréis vuestros pensamientos, ni manchéis con lodo vuestra túnica, no con sangre vuestra manos. Solo así habitara el Señor en vuestra morada interna, y El será vuestro guardián, vuestra abundancia, salud y bien para todos los días de vuestra vida, y para los que dejéis en pos de vosotros después de vuestra vida.

[box]»Que la luz de la Divina Sabiduría os lleve a comprender las palabras que os dirigen con amor vuestros hermanos. «Los Setenta Ancianos de Moab».[/box]

Pasado este gran silencio en que las almas se habían sumido, como si hubieran sido llamadas al supremo tribunal de Dios, Isaac de Sichar el esenios mensajero de los Setenta, invito a Yhasua a que expusiera su pensamiento a la vista de sus hermanos, a fin de que les sirviera de orientación de esa hora de perturbaciones ideológicas y sociales. Y el joven Maestro se expreso así:

Creo que aun no es llegada la hora de que yo me presente a mis hermanos como un Maestro, pues que aun estoy aprendiendo a conocer a Dios y a las almas, creaciones suyas. Me falta aun tanto por saber fecundos fueron estos veinte años de vida, debido a la abnegación y sabiduría de mis Maestros esenios, y a la solicitud infatigable de todos los que me ha amado; pero ya que tanto lo deseáis, os expondré mis puntos de vista en los actuales momentos:

«El hombre dado a la vida del espíritu con preferencia a la de la materia, debe mirar todos los acontecimientos como mira un Maestro de alta enseñanza a los niños que comienzan su aprendizaje. Les ve obrar mal en pequeñas o grandes equivocaciones. Les ve darse golpes o trabarse en luchas por la conquista de un juguete, de una golosina, de un pajarillo que morirá en sus manos, de un objeto cualquiera porque su anhelo se ha fijado en otro mejor. Pero su yo interno permanece sereno, inalterable, sin permitir que encarne en el la ardorosa pasión, madre de odios infecundos y destructores.

«Bien veo que en nuestro pueblo fermenta sordamente un odio concentrado contra la dominación romana, contra reyes ilegítimos, contra un sacerdocio sin mas ideales que el comercio vil de las cosas sagradas. Tan grande y dolorosos males, son simples consecuencias de la ignorancia en que se ha mantenido a este pueblo, como a la mayoría de los pueblos de la actual civilización.

«Una fue la enseñanza de Moisés y de los Profetas, y otra muy diferente se dio como orientación a los pueblos.

«Moisés dijo: «Amaras al Señor Dios tuyo, por encima de todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo». Y el pueblo ve que en los atrios mismo del templo se ama el oro y el poder, por encima de todas la cosas; que se castiga con penas y torturas terrible a los acusados de faltas en que incurren a diario, los que se hacen jueces de sus hermanos indefensos; que los poderosos mandatarios viven en un festín eterno, y el pueblo que riega la tierra con el sudor de su frente, carece hasta del pan y la lumbre bajo su mísero techo.

«Moisés dijo en su inspirada ley: «No mataras, no hurtara, no cometerá adulterio»; y el pueblo ve que los poderosos mandatarios, asesinan a todo el que estorba su camino, hurtan por ruines y engañosos medios, todo aquello que excita su avaricia, y destruyen los hogares, arrebatando traidoramente la esposa compañera fiel.

«¿Quien contiene al torrente que se desborda desde la cima de altas montañas? El pueblo se hizo eco de las falsas acusaciones de los ambiciosos y libertinos contra los Profetas, que le hablaban en nombre de la Eterna Ley de amor y justicia, y acallo sus voces, entregándolos a la muerte en medio de crueles suplicios. Ahora el pueblo paga las consecuencias de su ignorancia, y de sus odios inconcientes.

«Veo la sabiduría mas alta en el mensaje de los Setenta que acabáis de escuchar. No hemos de sacrificar inútilmente la paz que goza todo hombre de bien, todo esenio consciente de su deber, a la idea de que mezclándose a las luchas sórdidas y apasionadas de la turbamulta, pueda conseguirse de inmediato la transformación de este doloroso estado actual.

«Destruir la ignorancia respecto de Dios y de sus relaciones con sus criaturas, es la obra que realiza en secreto la Fraternidad Esenia, y nuestro deber es secundarla en su labor misionera encendiendo la lámpara del divino conocimientos divinos que trajo Moisés a esta tierra, y será como la marca indeleble puesta en vuestra puerta, que quedara cerrada a todos los males y dolores que afligen a la humanidad.

«Tomad mis palabras pronunciadas con el saliendo a mis labios, no como de un Maestro que os enseño, sino como de un joven aprendiz que ha vislumbrado la eterna belleza de la Idea Divina, en las penumbras apacibles de los santuarios de rocas, bajo los cuales se cobijan los verdaderos discípulos de Moisés».

-¡Hablo como un profeta!… ¡Hablo como un iluminado!… -se oyeron varias voces rompiendo el silencio.

Deja un comentario