Ser Reflejos del Mensaje

El camino al reino de los cielos que yo vine a enseñar, nos lleva más allá de las estrellas del inmenso universo. Todos por derecho propio sois invitados a entrar en él; allí dentro, sólo la felicidad y el amor os espera. Sin embargo, para poder entrar se requiere que el alma sea ya esencia pura; vencidas las pasiones y la ambición que ciegan a las almas para comprender cuál es su verdadera naturaleza, el Amor.

El mundo exterior ha sido para todos un ambiente de violencia, de desamor, de conflictos, que ha hecho creer que el amor verdadero no existe. Los seres humanos crecen compitiendo con todos, ganándose su lugar por la fuerza y con injusticias; sin embargo, el alma no logra ser feliz pese a todos sus logros materiales.

Sembrar un camino donde el amor vuelva a florecer, donde todos seamos uno no es fácil. Por ello vine yo y muchas almas ejemplares que lograron demarcar con su sangre, con su sacrificio e infinito amor ese camino. Hoy, siglos después de tantos sacrificios, el camino ha perdurado pero pocos lo han verdaderamente seguido.

Los días venideros traerán la consolidación de nuestro sueño: ¡Toda la humanidad sentada a una misma mesa en cuya cabecera yace Dios, único regidor de nuestro destino!. Con esa idea, yo soñé muchas noches y sé que mis discípulos de todas las épocas lo han vislumbrado también. Hoy ya se percibe la consolidación de ese día donde el amor, la paz y la justicia renazcan para todos.

Pero no todos irán a esta cita. Ninguna ley obliga a nadie a caminar; es sólo el libre albedrío de cada uno, el que los lleva a andar los senderos que yo marqué con mi enseñanza. Pocos son los que hoy comprenden el mensaje; pocos, como los que se han sacrificado por el resto sin esperar recompensa.

Mi alma se conmueve al ver la oscuridad en que este mundo permanece, volviéndose, en ocasiones, más ciego y más egoísta. Hoy, ya no hay tiempo de sembrar de nuevo, es la hora de recoger la cosecha. Quienes aman de verdad, sean fuertes una vez más, y prepárense para cambiar su vida, entregándolo todo por el amor y mostrándoles el camino a los que aún no lo ven; ya sabéis que ésa es la esencia de la felicidad.

Los días venideros traerán muchas novedades para todo el mundo. Mis seguidores ya comienzan a despertar; yo les ayudaré desde aquí, llamándoles; serán todos uno y yo uno con todos. La esencia de mis discípulos es la perfección de las obras: la virtud. Con la virtud serán reflejos del Dios Amor, y llevarán el último destello de luz en la oscuridad reinante, antes de que amanezca para todos.

Todos debéis ser llamas vivas del mensaje del Padre; sed fuertes, sed reflejo de éste. Yo os ayudaré en todo; yo y mis ángeles estamos más cerca que nunca de vosotros, trayendo el mensaje y la luz del cielo, para alumbraros a vosotros primero y a todos a través de vosotros.

Buscadme en la oración, allí me encontraréis todos sin excepción. Sed lumbre viva, sed los heraldos del Padre, llevando su mensaje con obras y con la verdad en todo lo que hagáis.

Paz, Amor y Esperanza. Yo estoy con vosotros, no me he ido y no me iré jamás.